miércoles, 26 de agosto de 2009

Desgracias del Paralelo.tercera parte

Cuando termina el verano, las desgracias se sientan muy juntas en las mesitas del bar.
Marta Arenilla y Sergio Portafolio han trabajado en la costa, élla como cocinera y el de camarero. Conocen el oficio y han ganado mucho dinero. Que es el que hubiesen ganado en su propio negocio,si no se lo hubiesen echado éllos mismos a la cabeza.
Élla se ha movido de noche en los mejores ambientes, él la acompaña siempre, con tal haya polvo...
Su producto de tres meses de trabajo, se resume en la abundante ropa nueva que han traído. Hoy la nevera se la han llenado los papis, mañana él empezará a buscar algo.
De momento,ya tienen una película alquilada y ésta noche cenan.
Su frigorífico suele ser un páramo con dos puertas enormes, en una enorme cocina junto a un enorme salón.
Éste rebosa tecnología de última generación, que lo más que ha generado ha sido un mal soportable gasto. Marta, la promotora, cubre estos excesos digitales con lo que tiene más a mano, es decir, su cuerpo.
Sergio no lo sabe, y si lo sabe se lo calla, con tal haya polvo...

Juanjo, llamado "el de la viuda" por su madre, también estuvo en la costa. Se trata siempre con gente de alto nivel, a los que ha copiado unos gestos que su economía no permite. Engaña por eso a su madre a la menor ocasión para conseguir sus caprichos, éste verano por ejemplo, ha hecho más de camello que de camarero.
El crée que no le han contratado como otros años, debido a que los inmigrantes trabajan más barato y le han quitado el puesto. Pero lo cierto es que quienes le conocen,saben tanto de él como de su informalidad. Y a base de llegar tarde, de mentir temprano, y de cumplir medianamente, se han hartado de él.
Tampoco se ha traído gran cosa de la costa, aparte de la nariz más despejada y alguna cosa "de marca", para impresionar a las niñas con posibles.

En otra mesa se han sentado Eva Canales y Luís Leyes, su reciente unión pasa por horas bajas. Élla,recién separada, aportó a la yunta dos retoños de su anterior matrimonio. Él, solterón de pura cepa, quedó prendado de las mieles de su nuevo amor.
Élla no perdió ocasión de exprimir su nueva situación: piso, negocio, médicos que velaran por la salud de sus hijos; en definitiva, que se dió cuenta que allí se hacía lo que élla decía y que podía satisfacer sus caprichos.
Han tenido que cerrar el negocio hace poco, parece que no salen las cuentas. La mayor de las hijas, no entraba más que a meter mano a la caja, el resto del día vaga sin hacer nada en concreto. Bueno, hace un cursillo, uno de tantos.
Eva se pierde por la droga de moda, entre otras cosas; a espaldas de Luís,le sisa sin piedad.
Él ha buscado trabajo, en alguna de las empresas donde estuvo antigüamente, pero de momento,no ha habido suerte. Y eso que conoce muchas, pero también le conocen a él, siempre con la ley en la boca chinchando al empresario, y actuando más que como un obrero,como un mercenario.

Carmen Rostro y Camilo Vellón, también comparten mesa.Camilo está un poco pensativo, ve que su jornal no ha dejado de aumentar,pero a fin de mes no queda gran cosa, o nada. Como Carmen es más lista que él y lo ha notado, le ennumera una larga e hinchada relación de gastos de los que él no tenía ni idea. Le ha propuesto restringir algunas cosas, como la televisión de pago. También vender un vehículo que apenas usan.
Camilo ha dicho que sí a todo, como siempre.
Carmen va de capricho en capricho, como son todos de pago aplazado, nunca le falta dinero.
Y como debido a su trabajo en casa para muy poco, ocasión de comprar no le falta; ni de mimar su cuerpo con caros tratamientos estéticos, a los que no contempla renunciar.

Fin de la tercera parte.

domingo, 23 de agosto de 2009

Desgracias del Paralelo.segunda parte

Hoy se encuentran los hermanos Torrefeta sentados en petit comité, la empresa ha bajado sus beneficios y la competencia es feroz.
Papá Torrefeta fue siempre un obrero, un albañil que administró una renta pequeña; pasaba muchas tardes de domingo con sus gallinas y cuatro terneras que criaba mamá Torrefeta entre semana. Con eso, sus trabajos, y cosechar unos pocos frutales en verano iban pasando el año.
Fue el mayor de los hermanos el que convenció a los otros dos para abandonar la cuenta ajena y montar la empresa.
Los años siguientes, el trabajo era tan abundante, que podían hasta incluso subcontratar sus subcontratas. En cuanto pudieron trabajar erguidos, no volvieron a doblar el lomo, así lo han hecho en los últimos tiempos.
Cada uno con su cargo, y en su cargo en la empresa, se asignaron unos jornales escandalosos, de los que ni siquiera sus esposas conocían el montante.
Jubilado papá, ya que nadie se acercaba vendió las terneras y las gallinas, dividió el dinero y las tres familias empezaron a comprar huevos.
Papá y mamá Torrefeta pasan todavía muchos ratos en la parcela criando cuatro lechugas y cuatro tomates. Vida de campo.
Al llegar al bar han encontrado a los hijos braceando: -"Tu nos metiste en esto"-acusa el pequeño al mayor. -"Pero tu ya sabías lo que había, macho"-le contesta éste-"no me jodas...".
"¿Que pasa?" -pregunta papá Torrefeta-. "Éste" -dice el hermano mayor- "que quiere más dinero, y ya le digo que no hay". -"¿Y cómo voy a pagar el coche?"-réplica el menor-"además, acabo de casarme..., y eso siempre trae gasto".
-"¡Toma y yo!" -salta el mediano- "yo también me he casado".
-"Pero yo tengo un chiquillo. Además" -apostilla el pequeño- "un encargado en la empresa Tal y tal cobra algo más que yo".
El padre no quería meterse pero dice: -"Como no os pongais el traje de faena, mal lo llevais, ¿no veis como está todo?".
-"Ya se lo estoy diciendo a éste, pero no le entra..." -remata el mayor.

Cada uno de ellos por lo suyo, tienen los tres el brazo más largo que la manga, aunque es el pequeño quien lo ha estirado más.
Los días de celebración hasta ahora, se juntaban las tres familias en éste mismo céntrico local, ellos bebían whiskys caros y ellas cubalibre. Los nenes su aperitivo y refresco jugando entre los destellos cromados de los Mercedes de sus papis.
Han pasado los últimos tiempos de fasto en fasto: comuniones, cenas de empresa, cenas caras sin más, vacaciones caras sin menos, fiestas de fin de año...que se acaban pagando cuando se encarga la del próximo...etc, etc.

El mayor de los hermanos está algo preocupado, su idea reciente de construirse un chalet de estilo alpino en un lugar donde sólo nieva cada 20 años, no preveía éste descenso de ingresos...pero bueno, en todo caso él es el que busca los trabajos y ha de cobrar algo más.
El mediano ha tenido clara la cuestión enseguida: ha de escoger entre frenar el vicio que los otros hermanos le tapan, o renunciar al apartamento en la playa. Con lo que le costó se hubiese dado unas vacaciones a cuerpo de rey en un hotel de lujo durante 25 años, pero él hace otros números.
Al pequeño esto le ha cogido en mal momento, aunque los suyos todos lo son en cuanto nota que su cartera pierde fuelle. Todavía paga del Mercedes unas letras grandes como losas, que son lápidas para una buena parte de su jornal. Al resto le dan sepultura una galaxia de "letritas", pues le parece bajeza pagar al contado, y sin plazos no sabría vivir. Como todo lo fía largo, cuando termina de pagar algo ya se lo ha cambiado o simplemente se le ha roto.
Es el consumidor tipo que acumula tarjetas de cliente de varios centros comerciales, donde se siente muy a su modo cuando llega del bar enfundado en un chandal y zapatillas "de marca", muestra la tarjeta y le ponen un empleado a su disposición. Aunque a él no se lo parezca, ya le estaban esperando.
Como actúa por cierto mimetismo, sus compras siempre las realiza no importa el producto, en "tiendas exclusivas". Él va mirando, guiado en gran parte por su mujer, pues no hay tal para ésta tarea como una manirrota, los comercios que le parecen de más nivel, lo demás no le importa.
Construcciones Torrefeta tuvo hace ahora cuatro años tanta faena en las islas y tan bien pagada, que se llevó cada hermano a su familia en un veraneo que se alargó nueve meses de paso; a pesar de que llegaron a ganar cuatro veces lo que ganaban en el pais, volvieron con el mismo dinero, que es como decir con ninguno.

Papá Torrefeta no pierde ocasión para sentenciarlos: -"¿Que os dije yo?, ¿que os trajisteis de las islas?".
Ahora los tres están mudos. Papá Torrefeta se levanta, mientras recoje del suelo un cubo de hortalizas, antes de marcharse le dice al pequeño: -"¿Quieres unas acelgas?".

Fin de la segunda parte.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Desgracias del Paralelo.primera parte.

Del amplio muestrario de desgracias del Paralelo, veremos algunas de las que pululan por el bar...Ahí tenemos a Juan Pablo Millón, chófer por cuenta ajena, su escaso jornal no da para muchas alegrías, sin embargo él casi siempre está alegre. Su adicción a la cocaína hace que se pase media vida engañando a su mujer,y la otra media engañándose a sí mismo. Mira de reojo la máquina tragaperras, consciente de que es mejor para él no acercarse. Está la máquina ocupada por Alejandro Magno, ya le ha echado dentro casi la mitad de lo que cobra de jubilación, y estamos a día tres. Su rostro colorado y sudoroso, revela su nerviosismo, le rodean varios oportunistas que esperan a que se le acabe el dinero para perder el suyo. "Iré al cajero si se me termina -piensa- mira que si uno de estos saca el especial...". En aquel preciso momento sale el premio, la sonrisa le llega a Alejandro de oreja a oreja, el dueño del bar recoje las monedas apiladas por decenas encima de la barra con gesto de hastío. Le da los billetes al "ganador", consciente que volveran a sus manos no demasiado tarde, éste abandona el local..."Tampoco he perdido tanto" -piensa el muy imbécil-.

Los oportunistas han desecho el círculo, uno de ellos, echa unas monedas a la máquina "por si acaso", ésta le da un pequeño premio, él sigue jugando hasta que lo vuelve a echar todo...se toca el bolsillo, no le queda nada..."tendría que haberme retirado al principio,cuando ganaba...¿Ahora como le explico a la mujer que no me he cortado el pelo?. Le diré que el barbero no estaba y en paz" -piensa para sí- "mañana te pago la cerveza" -le dice al dueño del bar, que asiente con resignación.

Dos de los que volaban en círculo mientras Alejandro jugaba, deciden unir sus capitales: "Le ha dado el premio mediano al viejo, pero todavía queda el grande" -dice uno- "si le echas diez euros, le echo yo diez más". "Vale" -dice el otro-. Habiéndose justificado el gasto mutuamente, juegan... Uno es el joven empresario Julián Oros, paga a sus obreros tarde y mal, pero como no vienen a éste bar, nadie va a ver como se gasta sus cuartos. El otro es un parado, Pedro Arcas, cobró su subsidio ayer, entre pagar al camello y lo que debía en la taberna, no le ha quedado gran cosa, apenas lo que sisa cada mes antes de llevar el dinero a casa. No ha habido suerte -"¡Menuda hija de puta!" -grita el empresario- la cara del parado, es un poema, tan sólo le queda la esperanza de que el otro le convide. Julián Oros no va a echarle más, bastantes problemas tiene como para calentarse y perder demasiado. "Ponme un cubalibre" -le dice al camarero- "¿quieres tú uno?". -"Bueno"- contesta Pedro, mientras por dentro, intenta cuadrar sus cuentas incuadrables a toda prisa.

Dos mujeres muy bien vestidas, se hacen confidencias en la mesita del rincón; la una es Ana Oñasis, cuando su marido ganaba 200, élla gastaba 250, cuando 300, élla fundía 350, y así hasta ahora. Sus armarios rebosan carísima lencería, su tocador exóticos perfumes, cuyos nombres a duras penas sabe pronunciar; sus paseos con bolsas de las mejores tiendas de moda de la capital, son habituales por la avenida. Cárol Libra, su acompañante, tampoco trabaja, aunque lleva varios años casada, su madre le ha criado a su hijo y cocina para élla, tiempo que "aprovecha" coqueteando por internet con anónimos pretendientes. Posée por todo ello una gran colección de billetes, los gasta estupidamente allí donde sea blanco de las miradas de los hombres, por eso va a las tiendas y mercadillos ceñida a más no poder, marcando..."estilo". Se encuentran ahora las dos con los maridos en casa debido a la falta de trabajo,y su estrés es considerable por distintas razones.
Antonio Pelas entra en el bar, es de muy buena familia, pero como eso no basta para mantener una casa, ha empezado a trabajar muy a su pesar a los cuarenta y tantos. Acostumbrado a los coches buenos, se ha comprado un lujoso todoterreno, es de segunda mano pero nadie lo nota. Viene del taller, donde le han dicho lo que va a costar calzarlo,"¿Y no hay ruedas más baratas?" -le ha dicho al mecánico- "No, éstas son las que tiene que llevar, vaya,no puede llevar otras...". Antonio se rasca la nuca, los niños se le hacen mayores y piden coche, entre eso y la vida de marqueses que hacen, la bolsa empieza a rozar el fondo..."Bueno,va,pónselas".
El mecánico lo ve alejarse, y piensa en cómo y cuándo las cobrará..."Claro -piensa para sí- os comprais el coche para hacer el mierda...".
Cuando Antonio vuelve del baño de empolvarse la nariz, no puede estarse callado, tiene para todos; su voz hueca resuena en el local, es feliz cuando se hace el protagonista.
"Qué, ¿como va?, casi no te veo" -le pregunta a JoseMari Caudales- "Bien...es que estuvimos en Nueva York unos días" -contesta con poco convencimiento. "¡Anda!luego os quejais" -le replica Antonio-. JoseMari Caudales sonrie sin ganas, su reciente empresa va a trancas y barrancas, sin embargo, su mujer planeó las vacaciones. Ahora ya puede decir en la oficina donde trabaja que ha viajado a los Estados Unidos, con el mismo desparpajo del que ha estado en Albacete, pero quedando como una reina ante sus compañeros, que cada año viajan al destino exótico de moda, les guste o no.

Más allá, Lolita Checa y Esmeralda Talón, comparten una mesa que sostiene móviles y bolsos de alta gama; a Lolita no le importa en absoluto a lo qué se dedica su marido, que arrastra pufos de varios millones. Se conforma con poder aparcar su reluciente Mercedes allá adonde vaya, sus tacones de aguja, repiquetean en los parquets más lujosos, aunque a tenor de lo que estira el cuello, tampoco le harían falta. Su marido, como a buen piojo revivido, el tener dinero le ha venido muy grande. Ni controla sus operaciones económicas, que las firma casi siempre junto a putas finísimas. Ni tampoco se controla a sí mismo, con lo que su vida es como el alfabeto Morse: punto, raya, raya, punto; donde el punto es un cubalibre.
A Esmeralda en cambio, sí le interesa su marido, lo cierto es que no comprende porqué la ignora. Con un patrimonio envidiable, le ha dado todo lo que élla podía desear: una gran casa en la finca, un talonario de cheques, dos niños preciosos... Pero nada, sigue siendo una pobre infeliz, se deja llevar por su amiga cuando van de compras y siempre. Pero no porque estén de acuerdo, sino por no ofrecer resistencia, total, en casa tampoco hace nada. "¿Vamos mañana de compras?" -le pregunta Lolita- "Bueno..."-contesta Esmeralda no demasiado convencida-. Le cansa un tanto ir de tienda en tienda con su amiga, que trata a los dependientes peor que a criados para que estén a disposición de sus caprichos. También tiene un poco de miedo de encontrarse al marido en la capital, en compañía de aquellas imponentes mujeres que siempre resultan ser clientas del negocio inmobiliario a las que va a enseñarles un piso.

Fin de la primera parte.

Para ti, que eres joven, y no tan joven

Para ti,que eres joven

Hola amiguitos, en ésta entrada, os daremos unos consejos que os seran de gran utilidad a la hora de escoger vuestro vehículo.
Para empezar, vamos a suponer que es el primero que os comprais, quizás vuestro papá os ha prestado algo de dinero, quizá también teneis algunos ahorrillos. En cualquier caso, antes de dirigiros al concesionario, debereis tener en cuenta lo siguiente:

Lo primero que haremos es mirar a nuestros amigos y conocidos, para ver qué modelo poséen, no importa si ellos tienen más dinero que nosotros, ya que como veremos luego, firmando letras podemos tener el que nos dé la gana.
A ser posible, el nuestro será un modelo recién salido al mercado, o que no esté demasiado visto en nuestro entorno.

Lo segundo que miraremos, es que tenga el máximo de caballaje, osea, que corra mucho.Se trata de que puedas salir el primero en los semáforos, así que por potencia que no sea.
Y ya en tercer lugar, el coche ha de ser grande, lo más que se pueda, no importa si sólo lo vas a usar tu, eso es un detalle sin importancia alguna; lo que importa es que tu coche se vea.
Con estas premisas básicas, una vez en el concesionario, verás que del modelo que has escogido hay varias gamas, tu ve directo a la más alta que te puedan ofrecer.
Si las hay,llantas de aluminio, ruedas de perfil bajo, cristales tintados, en una palabra: full equip.

Verás como ésa serie de extras disparan tu presupuesto, y aquí es donde te equivocas, en tener un presupuesto.
Con ése pensamiento no podrás comprarte núnca el coche de tus sueños.
Haz recuento de cuanto efectivo dispones, mira bien lo que te falta, y dile al vendedor que te parece muy caro. Seguramente él te ofrezca una rebaja, y un modo de financiar la diferencia.

Acordada la cantidad que tienes que pagar cada mes, ya puedes empezar a firmar las letras. No te importe en absoluto el consumo de tu nuevo coche, ni pienses por asomo en cuánto va a costarte el seguro o el mantenerlo. Eso son minucias que sólo un estúpido se plantea. ¿O es que has oído a alguien quejarse de cuánto le ha costado su coche?, ¿o del trabajo que le cuesta pagarlo?, ¿o de las privaciones que le supone mantenerlo?, ¿entonces?. Quejas de una hipoteca, sí; de lo bajo de un jornal, también; ¿pero de un coche?. Pues ya está.

Ya con tu flamante coche en las manos, ve directo al bar donde se reunen tus amigos a enseñarlo; di que te ha costado algo más del precio real. Esto debes hacerlo, porque por bajo que fuese su precio, siempre te saldrá uno a replicarte que en tal y tal sitio lo vendían más barato. De éste modo evitarás a esos listos.

Hazte cargo que ya no eres un pelanas que circula por la acera, o un paquete en el asiento trasero de otro coche, ahora quien maneja eres tu; no pierdas ocasión de llamar la atención de las chicas. Hay algunas a las que se les nubla la vista cuando ven un coche nuevo y potente, derrapa siempre al salir frente a las terrazas, y procura que tu tubo de escape suene de forma contundente. De la música ya no te digo nada, ventanillas bajas y volumen alto lograrán que seas el centro de atención.

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Y no tan joven

Quizás tu caso no sea el anterior, ya has crecido, quizás tengas ya una familia. A lo mejor, y sólo a lo mejor, te has dado cuenta de lo mucho que te equivocaste en tu juventud al escoger aquel coche que se pasó tantos fines de semana en el garaje,por falta de gasolina. Pasaste muchos domingos de pizza y película en el salón, para poder pagar las letras. A los dos años, ya había perdido su brillo, dormía en la calle pues no podías pagarle un parking, y apurabas las ruedas al máximo, ya que nuevas valían un Potosí. Suerte que el seguro iba a nombre de tu madre, que cedió varios puntos de su carnet a tu favor cada vez que te multaban. Quizás te hayas dado cuenta, que aquellos millones de más te hubiesen ido muy bien para casarte, para tener una buena televisión o un mejor equipo de sonido en casa.

Todo aquello ya pasó. Tus niños pronto harán la comunión, y tu coche ya tiene unos años. Quizás sea el momento de renovarlo. Tu mujer tiene un coche pequeñito para pequeñas distancias,pero necesitas uno grande para ir de viaje: el equipaje, los niños, la suegra...

Como sigues siendo el mismo imbécil que en tu primera juventud, cuando llegas al parking miras los coches de los otros vecinos, mientras aparcas el tuyo.
De dinero no vas demasiado sobrado, pero el banquete de la comunión de tus pequeños lo harás en un restaurante. "Sí,Manolo, joder" -te ha dicho tu mujer- "donde la hicieron los del quinto, además, viene la familia del pueblo".
Has ido al banco a por un crédito, es tu ocasión para ampliarlo y comprarte el coche. "Sin problema" -te dirá el banquero- "traéme las dos nóminas". Ahora ya puedes ir al concesionario.
El familiar que tienes que comprarte, no ha de ser uno cualquiera, tu ya eres un señor. Potente a ser posible, que cuando vayas cargado con todos los trastos no se quede en las subidas.
El vendedor te ha enseñado uno que no está del todo mal, ya casi estabas a punto de cerrar el trato, pero entonces has visto que es el mismo que tiene tu cuñado, y además van a venir a la comunión los del pueblo.
Firmas letras por uno guapísimo. -"Cuando lo vean los del pueblo se van a cagar"-piensas-.
Llega el día de días y lo sacas reluciente del parking, brilla entre todos los demás.
La familia se arremolina curiosa a su alrededor: -"¿200 caballos has dicho, primo?",-"210, para ser exactos".
En agosto siempre alquilabas un pequeño apartamento en la playa, pero éste año vas a ir a un camping, "es que entre la letra, el seguro, y la comunión...".
Cuando vuelvas de vacaciones, cogeras el coche pequeño para ir al trabajo, tu mujer irá en bus al suyo, y el familiar dormirá en la calle.
"Es que si no, no llegamos María".